Chickens

Partido dificil de comentar de los feo y malo que fue. No conocíamos nada del rival. A tenor de los resultados no parecía ser un equipo temible, por lo que tendríamos que disputar el partido. Jugar un martes y tan tarde no nos suele venir bien. La pista era totalmente nueva para todos nosotros.

Nada más llegar vemos la primera sorpresa, el equipo es entrenado por Santi Gisbert, con lo que se supone que será un equipo más organizado de lo habitual por esta liga, y más en este grupo de abajo. 

Al comenzar a tirar a canasta nos damos cuenta de que no va a ser un buen día para tiradores, ya que la altura de los aros está más próxima a los 3'20 que a los 3,05.

Empieza el partido y se desarrolla de forma normal. Intercambio de canastas, nosotros basándonos en nuestra superioridad física y ellos aprovechando su mayor velocidad. El marcador algo escaso.

En el segundo cuarto salimos más tranquilos. Ya sabemos a lo que nos enfrentamos y cómo luchar. Ponemos el ritmo más conveniente y el partido se inclina claramente a nuestro favor. Una y otra vez el balón llega a posiciones cómodas, mientras que nuestro rival no puede lanzar contragolpes, al acabar todas nuestras jugadas con tiro a canasta. Remontamos y nos onemos por delante. 

El tercer cuarto comienza igual, pero a partir de aquí el entrenador de nuestro rival nos tenía preparada una sorpresa. Comienza un show de protestas contínuas, acompañado de un endurecimiento total del juego del Murianense. Nuestro pivots se ven frenados por agarrones, manotazos y juego sucio, mientras Gisbert protesta que se les piten faltas. Nosotros por nuestra parte no sacamos nada de partido a las faltas. A final del encuentro la estadística de tiros libres es demoledora. Gisbert se come al árbitro, metiéndose en pista, tirando el balón, gritando, y el árbitro desaparece del partido, limitándose a pitar fueras de banda. La verdad es que desaparece para ambos equipos, pero nuestra agresividad no llegaba a nivel de la del Murianense.

En el último cuarto esto tenía que acabar mal. En un rebote se monta la tangana. Se veía venir, pues en cada jugada el contacto físico subía y subía. Tras la tangana el jugador número 4 de Murianense es descalificado, aunque podría haberse descalificado a algún jugador más. No aprovechamos ni los tiros libres ni el posterior saque de banda, de hecho no volvemos a anotar en los 5 últimos minutos. Gisbert sigue dando su show, cogiendo el balón y tirándolo contra el suelo y se acaba el partido más feo y malo que recuerdan los Chickens.

No existe ninguna escusa. No se pueden fallar tantos tiros libres (1/16), ni nos pueden sacar del partido a base de faltas y protestas. Éramos superiores y nos ganaron. Tenemos que ser más listos y más fuertes de cabeza.

Esperamos haber aprendido la lección.